domingo, 12 de septiembre de 2010

España, sin rumbo energético...

España no tiene rumbo alguno en su política energética. No tiene política energética, va a la deriva, arreglando problemas según van viniendo. Tarde y mal.

La política energética consiste en escoger una combinación de medios de producción eléctrica que abastezca las necesidades del país con menor coste, cumpliendo posibles objetivos estratégicos adicionales, así como un tablero y unas reglas de juego que aseguren que se cumplen los objetivos previstos. Por ejemplo, es preciso velar no sólo por que el precio sea mínimo hoy, sino también por que lo sea en el medio y largo plazo, sin estar expuestos a la volatilidad de los precios internacionales de ningún combustible. También es preciso asegurar recursos energéticos, independientemente de su precio y finalmente, aunque no todos le otorgan el mismo peso en la balanza, cuidar el medio ambiente reduciendo las emisiones de CO2.

En España, las responsabilidades regulatorias, el conocimiento técnico, la información sobre el funcionamiento del sector y del mercado, y los medios económicos para abordar los proyectos que necesita el país, están muy parcelados. Y se toman decisiones cortoplacistas, y sin visión global que pondere numerosos intereses contrapuestos. Seguridad de suministro generalmente va en contra de máximo beneficio para el inversor y de mínimo precio para el consumidor; incentivar las renovables o una cesta diversificada que reduzca la exposición a un combustible en concreto también; y las decisiones difíciles que perjudican temporalmente a unos pero en beneficio del país, restan votos a quienes las toman, y restan al país estabilidad regulatoria e imagen, que no es moco de pavo. Los cambios de rumbo espantan la inversión, y llegará el momento en que haga falta construir nuevas centrales y no querrá construirlas nadie o será a precio de oro...

El país necesita estabilidad regulatoria, reglas de juego claras para que los inversores tomen decisiones con toda la información posible, un chasis sólido que no precise cambios frecuentes, una visión de si queremos o no nucleares, carbón, renovables etc. pero con todas sus implicaciones medioambientales y de coste. En el corto y en el largo plazo. Y lamentablemente no tenemos nada de eso. Nada de nada. Ponemos parches, y parches sobre parches, sobre un tablero que se construyó hace 12 años en un contexto muy diferente y que ya no se adapta al contexto actual y futuro. Hace falta diseñar uno nuevo, y hace falta ya, antes de arruinar a pequeños inversores extranjeros, antes de que hayamos cerrado nuestras minas si luego van a ser necesarias, antes de que hayamos cargado la factura eléctrica de tecnologías subvencionadas a un ritmo inadecuado, o construido carísimas infraestructuras inadecuadas. Los vaivenes de nuestra inexistente política energética espantan a cualquiera.

Ya estamos llegando tarde. Ya hemos llegado tarde a algunas cuestiones. Estamos a tiempo de hacer las cosas bien en otras. Pero hace falta debate, estudios e información. También hace falta un poco de valor, y consenso entre entidades que no son famosas por su colaboración histórica... E informar a la sociedad del por qué de las cosas.

Vendrán cambios interesantes durante esta década. Confiemos en que vengan.

Este blog sigue en ello!